miércoles, 18 de mayo de 2005

La Dolce Vita

la dolce vita
Después de retomar la vida deportiva con media hora de natación en las frí­as aguas de la piscina universitaria, nada mejor que una sesión de cine. Y de las buenas, porque ver en pantalla grande un clásico como "La Dolce Vita" es todo un privilegio. A pesar de sus casi tres horas, Fellini logra de forma magistral mantener el ritmo desenfrenado de la pelí­cula como una interminable noche de juerga en la que nunca amanece. Eso es "La Dolce Vita": un reflejo de una sociedad que empieza la noche con champagne y termina con la resaca de tenerlo todo y no enterarse de nada. Y ahora me muero de ganas de ver la nueva de Lars von Trier: "Manderlay".

martes, 10 de mayo de 2005

Cosas de la vida

Ayer por la mañana me subí al autobús de Sevilla a Granada y tuve la suerte de pillar los dos únicos asientos libres que había juntos, es decir: dos asientos para mí sola y así poder dormir un rato agustito sin que nadie me moleste ni molestar a nadie. Casi todo el mundo iba igual, porque había sitio de sobra. Pues bien, ya estaba el bus casi a apunto de zarpar cuando se sube una parejita (típicos sevillanitos: blusita blanca ella y camisa a cuadros él, con sobredosis de gomina) y van avanzando hacia mi sitio, como buscando algo. Y resulta que se paran frente a mi y ella, con voz dulce me pregunta: "¿Te importa hacernos un favor y dejarnos tu sitio para sentarnos los dos juntos? ". A todo esto tengo que añadir que los asientos no estaban numerados. Y yo me pregunto: ¿Qué les hizo decidirse por mi, y hacerme cambiar de asiento (porque claro, una no sabe decir que no)? ¿Por qué no se decidieron por cualquier otra de las más de 30 personas que iban en el autobús? ¿Es que tengo cara de pardilla? Parece que si. En fin, una aventura más de Susana en el Mundo Real.

martes, 3 de mayo de 2005

Nada de que hablar

Hoy no tengo nada especial que contar, pero no quiero que pasen más días sin escribir en mi blog, que luego lo voy dejando, dejando y le salen telarañas. Por cierto, hablando de dejar, he dejado mis clases de Taichi (sólo temporalmente) porque el horario era nefasto y me pillaba lejísimos de casa (unos 45 minutos andando, es decir, atravesar toda Granada, que no es poco). De momento sigo con la intención de nadar un par de días en semana y mis clases de tango de los martes. A ver si en el gimnasio de Arturo las clases de Taichi me dan menos pereza.

Y para terminar, hag uso de una canción de Mecano:"Hoy no me puedo levantar, el fin de semana me dejó fatal...". Pues eso. Las cruces han sido muuuy moviditas.