jueves, 12 de abril de 2007

Autopista


Un encuentro aparentemente fortuito pero discretamente premeditado. Una señal intencionadamente interpretada. Un giro inesperado que deshace el tiempo y el espacio. Y finalmente, de nuevo, la terrible sombra de la indiferencia.


Ya no quiero viajeros que paren en mi estación de servicio. Quiero compartir autopista, sentir el vértigo de la velocidad, conversar durante el viaje sin parar a repostar y que cuando el camino se bifurque me quede la sensación de haber dejado huella... y da igual lo que dure el trayecto...